viernes, 23 de agosto de 2013

No sé cuánto tiempo más podré esperarte

Sal con alguien a quien le guste el olor de la tierra mojada por la lluvia. Que valore las cosas simples. Alguien que llore escuchando el playlist de su ipod cuando esté deprimida. Que no gaste mucho tiempo en maquillarse para salir contigo y que no te crea cuando le digas que se ve hermosa. Alguien que lea y siempre se enamore de los protagonistas de sus novelas.

Alguien a quien  no le importe tus manías. Que pueda lidiar con tus demonios y, con suerte, con los de ella. Alguien a quien le guste despeinarse al abrir la ventana del carro mientras van a 160 km/h. Que te tome de la mano y le puedas dedicar baladas de Roberta Flack.

Alguien a quien no opaque tu presencia sino que brille a tu lado. Que sepa la diferencia entre un romance y un capricho. Alguien que no te dé explicaciones y nunca te las pida, porque a fin de cuentas de nada sirven.

Alguien que sea capaz de preparar un almuerzo sin pasarse de sal. Que le guste las películas de Tarantino aunque a veces no las entienda. Alguien que te haga reír con la misma capacidad con que te hace enojar. Alguien que convierta los silencios incómodos en momentos de gloria. Que comparta tu disgusto por la poesía y el arte abstracto.

Alguien a quien le puedas decir la verdad sin rodeos. Que sepa cómo hacerte sentir mejor cuando las cosas no anden bien. Alguien que prefiera a Tolstói por encima de Hemingway.


Pero sobre todo, decídete y sal con alguien que te guste y con quien puedas disfrutar ser tú mismo, porque chicas así son difíciles de encontrar... Y, en verdad, no sé cuánto tiempo más podré esperarte.